En este cuento la autora narra con mucha ironía la manera en que un grupo de mendigos consigue zapatos que roban a cuerpos de personas maltratadas y asesinadas que la autora situasitúa en una ciudad que puede ser Buenos Aires en los tiempos de la dictadura militar.
En este cuento Luisa Valenzuela narra con mucha ironía la manera en que un grupo de mendigos consigue zapatos que roban a cuerpos de personas torturadas y asesinadas que la autora sitúa en una ciudad que puede ser Buenos Aires en los tiempos de la dictadura militar.
Es un cuento corto que consta de tres parrafospárrafos y sin embargo trata con profundidad un tema muy doloroso que es el de los desaparesidosdesaparecidos que el gobierno manda matar por criticar su politicapolítica . El prinsipioprincipio del cuento habla con mucha ironía de comocómo en ocasiones solosólo encuentran una pierna descuartisadadescuartizada por lo que solosólo pueden rescatar un zapato que le sirve solosólo a un cojo.
Se trata de un relato breve que consta de tres párrafos y, sin embargo, aborda con profundidad el doloroso tema de los desaparecidos que el gobierno manda matar por criticar su política. En su parte inicial, un mendigo describe en un tono sarcástico cómo en ocasiones encuentran sólo una pierna descuartizada, por lo que únicamente pueden rescatar un zapato, que sólo le podrá servir a un cojo.
Luego habla de que la ropa de los muertos no puede usarse para vender como hacen con los zapatos porque tiene manchas de sangre o agujeros de bala o está quemada por choques de electricidad que han recibido los muertos. También con ironía dice que se trata de zapatos casi nuevos, puesto que los muertos son asesinados sin haber caminado mucho. Cuenta que como no siempre los zapatos que encuentran son del numeronúmero que los clientes que son otros mendigos buscan o con los que ellos se quedan para su uso propio tienen un puesto en un terreno baldiobaldío donde hacen intercambios de pares entre los mendigos y como logicamentelógicamente no tienen dinero les piden solosólo unas monedas para comprar mate y un pan.
Más adelante, el narrador alude a la imposibilidad de vender la ropa de los cuerpos encontrados, en virtud de que ésta presenta manchas de sangre, agujeros de bala o quemaduras por los choques eléctricos que recibieron en vida los ahora muertos, a quienes no se permitió caminar mucho. También, con el mismo humor negro, cuenta que, como los clientes, los otros mendigos, no encuentran siempre el número que calzan han establecido un puesto en un terreno baldío dónde se realizan intercambios de zapatos entre indigentes que, lógicamente, carecen de recursos, por lo que se limitan a pedir algunas monedas para comprar mate y pan.
Otras veces los familiares de los muertos son los que les compran los zapatos para poder enterrar aunque sea algo de su muerto. El cuento termina con la frase de que la policía no los molesta porque puede presumir de que en esa ciudad viven los mendigos mejor calzados del mundo. Otras veces los familiares de los muertos son los que les compran los zapatos para poder enterrar aunque sea algo de su muerto. El cuento termina con la expresión, que cierra el círculo de la ironía, de que la policía no molesta a los pordioseros, porque puede presumir de que en esa ciudad viven los mendigos mejor calzados del mundo.